Sida
El acrónimo sida (AIDS en inglés) significa síndrome de inmunodeficiencia humana. Los primeros casos de sida se detectaron en 1981 en Estados Unidos, aunque probablemente existiera en otras partes del mundo en fechas anteriores. Los científicos establecieron en 1984, que el sida es la enfermedad causada por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH; en ingles HIV), un virus indestructible, hasta el momento, que se transmite de una persona a otra, a través de la sangre, o por contacto sexual. Existen varios tipos de virus del sida.
Los más frecuentes son el VIH-1 y el VIH-2. Mientras que el primero se considera responsable de la epidemia que se ha transmitido en el mundo occidental, el VIH-2 parece limitado a la zona oriental del continente africano. No todas las personas infectadas por el virus presentan la enfermedad, aunque la mayoría la acaba desarrollando. Lo más frecuente es que al cabo de unos cinco o diez años, un infectado por el VIH padezca los síntomas de la enfermedad si no ha recibido tratamiento. Aunque no existe cura para erradicar al virus del organismo infectado, se han elaborado una serie de medicamentos que pueden retrasar la aparición de los síntomas patológicos.
Entre un 50 y un 90 por ciento de las personas que se han infectado por el virus del sida experimenta síntomas similares a un catarro o una gripe leve (cansancio, fiebre, pérdida de apetito) que remite a los pocos días, también puede sufrir diarrea, sudoraciones nocturnas o aumento de los de los ganglios linfáticos. La única forma de saber que se ha contraído la infección es con una prueba específica realizada por un profesional sanitario. Muchos VIH positivos no manifiestan los síntomas de presentar la infección hasta que han transcurrido varios años, de ahí la importancia de conocer qué prácticas y situaciones pueden determinar la infección y actuar consecuentemente.
Cólera
El cólera es una enfermedad infecciosa aguda, provocada por la bacteria 'Vibrio Cholerae'. Se caracteriza por desarrollar de forma muy brusca una diarrea muy importante y vómitos ocasionales. Estas características hacen que en principio sea difícil distinguirla de otro motivo de diarrea. Aunque en general el cuadro clínico es leve, puede suceder que la deshidratación sea extrema, lo que puede provocar la muerte. La enfermedad requiere cuarentena y es de declaración obligatoria nacional e internacionalmente.
Por lo general, la enfermedad comienza con una diarrea repentina, indolora y acuosa, además de vómitos. En los casos graves se llega a perder casi un litro de líquido por hora, pero usualmente la cantidad es mucho menor. En tales situaciones graves, la gran disminución de agua y sal produce una marcada deshidratación con intensa sed, calambres musculares, debilidad y una producción mínima de orina.
Rubeola
La rubéola (sarampión de 3 días) es una infección vírica contagiosa que produce síntomas leves, como dolor en las articulaciones y erupciones. La rubéola es menos contagiosa que el sarampión y muchos niños nunca llegan a contagiarse. No obstante, la rubéola es grave, sobre todo para las mujeres embarazadas. Una mujer infectada durante las primeras 16 semanas (particularmente las primeras 8 o 10 semanas) de embarazo puede abortar, dar a luz un bebé muerto o tener un bebé con defectos congénitos. Aproximadamente del 10 al 15 por ciento de las mujeres adultas jóvenes nunca han tenido la rubéola, por lo que pueden correr el riesgo de tener hijos con graves defectos congénitos si se infectan al comienzo del embarazo.
Los síntomas comienzan entre los 14 y los 21 días después de la infección. La rubéola se caracteriza por la aparición de pequeñas erupciones en la piel de un color rosáceo que se inician en la cabeza y progresan hacia los pies, haciéndose más intensa en el tronco, que no provocan picores ni molestias y suelen desaparecer en pocos días. Las erupciones suelen mostrarse uno o dos días después del contagio. Junto a las manchas rojizas, los síntomas de la rubéola son bastante similares a los de un síndrome gripal, con malestar general, fiebre poco intensa, enrojecimiento de los ojos, dolor de garganta (faringitis) e inflamación dolorosa de ganglios alrededor de la nuca y en la región posterior de las orejas.
Mientras que en los niños la rubéola suele revestir escasa gravedad, acompañándose algunas veces de otitis (infecciones de oídos), es más frecuente la complicación de la enfermedad entre los adultos que la padecen, que pueden sufrir otras patologías más graves provocadas por bacterias, como neumonía o encefalitis (en uno de cada 1000 casos). Esta última consiste en una infección que afecta al cerebro y conlleva un riesgo inmediato de coma, retraso mental a largo plazo, epilepsia e incluso muerte del paciente.
Varicela
La varicela es una infección viral muy contagiosa provocada por el virus varicela zoster (VVZ). Se caracteriza por una erupción vesicular en forma de manchas y ampollas que producen picazón. Esta enfermedad es común entre la población infantil, aunque tiene una variante propia de los adultos, el herpes zoster, que resulta más seria y consiste en la reactivación posterior del virus.
Generalmente los enfermos no presentan síntomas evidentes antes de que se produzca el brote de la enfermedad, que viene acompañado por fiebre, cansancio, dolor de cabeza y falta de apetito. Los síntomas comienzan entre los 10 y los 21 días después de la infección. El máscaracterístico es la aparición de manchas rojizas y planas, que van tomando relieve poco a poco hasta convertirse en ampollas o vesículas. Estas provocan un gran picor, se rompen con facilidad y forman unas costras que se desprenden y desaparecen en, aproximadamente, dos semanas. El proceso se extiende hasta el sexto día de la enfermedad.
Las manchas aparecen en todo el cuerpo, especialmente en el tronco y el cuero cabelludo en brotes sucesivos. Los niños sanos pueden desarrollar hasta 500 lesiones dérmicas que, en ocasiones, dejan una marca permanente. En casos graves las manchas se extienden por las extremidades y el rostro. Además, pueden aparecer llagas en la boca, los párpados, el recto, la vagina y las vías respiratorias.
Hepatitis B
La hepatitis es la inflamación del hígado provocada por infección de un virus, y más raramente por intoxicación. El síntoma principal es la ictericia (coloración amarilla de la piel). Como consecuencia de la inflamación, se bloquea el paso de la bilis que produce el hígado al descomponer la grasa, y se altera la función del hígado. Cuando una persona contrae hepatitis, el hígado se inflama y deja de funcionar correctamente. Los virus responsables, por su parte, son gérmenes y hacen que la enfermedad, en sus tres tipos más habituales, A, B y C, se contagie de una persona a otra; se denominan, respectivamente, virus de la hepatitis A, virus de la hepatitis B, y virus de la hepatitis C.
Síntomas habituales
- Cansancio
- Náuseas
- Fiebre
- Pérdida del apetito
- Dolor de estómago
- Diarrea
Síntomas que sólo presentan algunas personas
- Oscurecimiento de la orina
- Excrementos de color claro
- Color amarillento de ojos y piel (ictericia)
Tétanos
Síntomas:
Con frecuencia, el tétanos comienza con espasmos leves en los músculos de la mandíbula (trismo). Los espasmos también pueden afectar el tórax, el cuello, la espalda y los músculos abdominales. Los espasmos musculares de la espalda a menudo causan arqueamiento, llamado opistótonos.
Algunas veces, los espasmos afectan músculos que ayudan con la respiración, lo cual puede llevar a problemas respiratorios.
La acción muscular prolongada causa contracciones súbitas, fuertes y dolorosas de grupos musculares, lo cual se denomina tetania. Estos episodios pueden provocar fracturas y desgarros musculares.
Otros síntomas abarcan:
- Babeo
- Sudoración excesiva
- Fiebre
- Espasmos de la mano o del pie
- Irritabilidad
- Dificultad para deglutir
- Micción o defecación incontrolables
Viruela
La viruela es una enfermedad infecciosa séria que ya no se observa más en el mundo. Era causada por un virus llamado el virus de la variola. El último caso adquirido naturalmente en el mundo ocurrió en 1977. Debido a que la viruela se ha eliminado de todos los países, un solo caso sería considerado como una emergencia internacional de salud pública (epidemia).
Los síntomas de la viruela comenzaban con calofrios, fiebre elevada, dolor de cabeza, dolores de articulaciones y musculares (especialmente dolor de espalda), náusea y vómitos. La erupción de piel clásica de la viruela aparecía varios días después de los demas síntomas. La erupción de la piel se volvía papular (elevada) y después se llenaba de pus. Las pústulas se rompían, después secaban y formaban costras. La erupción era dolorosa, más densa en la cara, brazos y piernas, asociada con picazón ó escozor y ardor ó dolor severo. Mucha gente que tuvo esta enfermedad murió ó dejaba cicatrices permanentes en muchos de los sobrevivientes. También se observaban formas más leves de la enfermedad.
Gripe
La gripe es una enfermedad del aparato respiratorio producida por el virus de la influenza. Si algo caracteriza a este microorganismo es su capacidad de contagio. El virus pasa con mucha facilidad de una persona a otra a través de las gotitas de saliva que se expulsan al hablar, toser o estornudar. El contacto con manos u objetos contaminados también supone una vía de infección.
Al comienzo la gripe cursa con dolores de cabeza, escalofríos y tos seca, síntomas a los que le sigue la fiebre (aparece en el segundo o tercer día) que puede subir hasta 38,5 o 39,5 ºC, dolor muscular en brazos, piernas y espalda, y un estado de malestar general y cansancio. Con la fiebre los síntomas respiratorios se hacen visibles: congestión nasal, enrojecimiento y malestar en la garganta. Al principio, los síntomas respiratorios pueden ser relativamente leves; posteriormente, la tos puede intensificarse y agregarse esputos. En muchos casos la piel adquiere una temperatura elevada y está enrojecida, especialmente la cara. El enfermo, especialmente si es un niño, puede presentar náuseas y vómitos. Los síntomas suelen permanecer durante una semana, luego desaparecen, aunque permanece la sensación de cansancio e inapetencia unos días más. Muy pocas veces la gripe va acompañada de síntomas gastrointestinales.
Al cabo de 2 o 3 días, la mayor parte de la sintomatología desaparece rápidamente, si bien en ciertos casos la fiebre dura hasta 5 días. Sin embargo, la bronquitis y la tos pueden persistir durante 10 días o más y los cambios producidos en las vías respiratorias tardan de 6 a 8 semanas en resolverse completamente. La debilidad y la fatiga pueden prolongarse durante varios días o en ocasiones durante semanas.